Ya casi no quedan brotes verdes en mi, pero el otoño que me invade se convierte en primavera cuando saboreo el verano en tu espalda.
Vuelvo a ser un joven con bríos si tus manos obedecen a las mías.
Me siento entonces, definitivamente en deuda.
Te ofrezco mi renacer y mi nostalgia a cambio de que me rescates de las emboscadas del pasado.
Te regalo mi tiempo, historias de canciones, teorías de la vida, de esas en las que uno indaga a medida que los años se apoderan de uno.
Te brindo mis luces y mis sombras. Mates entre libros, risas y besos.
Todo eso tengo para entregarte y aun así, me sabe a poco si lo comparo con una sola noche desvelándome entre tus piernas.
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