martes, 21 de noviembre de 2017

Te hubieses enamorado de mis inviernos.

No es por ser presunciosa, pero es fácil enamorarse de mis primaveras y de mis veranos. Incluso hasta de mis otoños.
Resulta sencillo sentirse seducido por mi risa, mis abrazos o mis besos y no es extraño que te entregues por completo ante mis recetas de cocina.
No se trata de presumir, repito, pero es difícil salir de mi cama una vez que te atrapé con mis piernas.
Lo complicado es enamorarse de mis inviernos, de mis dolores, de mis cambios de humor, de mis rabietas repentinas, de mis silencios.
Si tan solo te hubieses enamorado de ellos, te habrías ganado más veranos.
No puedes reclamarme que no te haya dado varias oportunidades, pero toda el agua que derramaron mis ojos no bastó para apagar tus incendios. Evidentemente, tus inviernos son más crudos que los mios.
Me extrañas, lo sé. Es que, como diría el gran Leonard, quién sino yo para llevarte a mil besos de profundidad.
Seguramente te quedó grabado el instante en que me abrí como capullo al sol para ti. Probablemente no puedas olvidar cada momento que pasé al lado tuyo.
Sabes bien que te amé, que te amé con el alma, amé hasta tu físico de segunda mano, con todo lo que fui, y con todo lo que soy.
Soy buena en el amor. Y también en el odio. Es a mitad de camino donde no sé cómo reaccionar. Ahí, en esa banda, me quedo paralizada.
Sí, no tengo dudas, me extrañas.
Pero ya me conoces, no soy ni fui jamás una conformista. Por eso mismo me niego a ser una más de tus memorias.
Voy a ser la causa por la cual tu orgullo se arrastre por el barro, tu eterno sentimiento no correspondido, el nombre que grites en silencio en camas ajenas, quien aparezca en medio de las ovejas en tus noches en vela, la más puta de tus musas y por quien revientes de rabia por la impotencia de saberme en los brazos de otro.
Ahora ya es tarde, ya no necesito escucharte, y cada palabra que lances irá en contra tuya de todos modos.
Todo éste martirio podrías haberlo evitado, si tan solo te hubieses enamorado de mis inviernos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...