martes, 19 de diciembre de 2017

Quiebre.

La felicidad hasta hoy es una melodía que me resulta esquiva, la que ni siquiera puedo tararear.
No sé en qué momento mi vida tomó el camino equivocado, convirtiéndose en lo opuesto a lo que quería para mi.
Me fui con Diego un día 12 de junio, era un martes, llovía y corría ese viento frío que llega desde las cumbres tucumanas por la nevada.
Detrás quedaban unas cuantas historias de amor del malo, de esos que incluian engaños, algún que otro golpe ... amores perros que dejaron un par de cicatrices en el cuerpo y otras tantas en el alma.
Sin embargo, después de cinco años con Diego me siento como la pieza de un rompecabezas que no encaja en ningún lado, un error de fábrica que no puede ser subsanado.
Ojo,  Diego no era malo, Diego era para mi. No me refiero a que estábamos destinados, para nada, no hablo de esa ridícula leyenda del hilo rojo que une a dos almas, ¡por favor! Me refiero a que él hacía todo por y para mi, para verme feliz, era como un satélite girando alrededor mio, amándome todo el tiempo, cumpliendo todos mis antojos, consintiendo mis pedidos, hasta el más insólito, el más absurdo, dejándome mensajes de amor escritos por aquí y por allá ... por Dios, era insoportable.

No me juzguen, bien saben que todos los hombres son iguales, en algún momento, cuando yo hubiese estado completamente entregada a él me iba a clavar un puñal por la espalda.
Todos los que estuvieron antes lo hicieron, ¿por qué Diego iba a ser diferente? ¿Dónde se vio que una historia de amor sea real? El amor ... el amor es un invento de Hollywood.
Jamás me sentí toda una mujer con Diego. Antes tampoco. Pero ... Diego a pesar de ser tan bueno, tan dulce, tan romántico y tan hombre ... él me quitaba la ropa pero jamás me vio desnuda ... siento un poco de pena de decirle ésto pero tengo que decirle la verdad, estoy obligada, ¿no es así? la verdad es que mis orgasmos más intensos jamás fueron suyos.
Usted debería entenderme y ponerse un momento en mi lugar, no se haga el duro, mi vida era una comedia donde todo el mundo se reia de mi.
Estos cinco años fueron un calvario, forzando sonrisas, simulando gestos de manera calculada, actuando con maestría mi papel de esposa enamorada ...
Por eso lo maté.
Estábamos solos en la cocina, mientras conversábamos sobre los planes para el fin de semana y me pidió que lo ayude picando las verduras. Me dio el cuchillo chico, ese que termina en punta. Lo medí, lo sentí en mi mano derecha y se hizo carne en mi. No alcanzó a ver lo que venía, lo último que hizo fue lanzar un suspiro al aire antes de recibir la primer puñalada, que fue directo al cuello.
No le di tiempo a nada, su espalda fue el destino del resto de mi ataque hasta que se desplomó boca arriba sosteniendo su cuello con sus manos. Le brotaba la sangre por la boca y me miraba a los ojos, sorprendido, asustado. No pudo decirme nada. Con sus ojos me dijo todo.
Yo me quedé de pie frente a él hasta que solté el cuchillo y caí de rodillas a sus pies, en un mar de lágrimas mientras Diego se iba de este mundo.
Después de un rato, la verdad no sé decirle si fueron minutos, horas, días o años, los llamé a ustedes para que vengan a buscarme.
Y acá me tiene, esposada, sucia por la sangre de Diego, arruinada, rota por dentro desde que nací, quebrada. Mi vida fue un deja vu permanente, estuve encerrada en un bucle de infelicidad imposible de romper ... ¿Usted cree que por estar detrás de unas rejas voy a perder mi libertad? No me haga reir ... y no me haga perder más el tiempo, lléveme rápido con Diego que debe estar preocupado por mi, extrañando a su amor, ya debe haberme enviado mil mensajes ... por Dios, es insoportable ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...