viernes, 2 de noviembre de 2018

Las bendiciones en tiempos de crisis.

Los paseos con mis hijos no son siempre juegos en el parque, tomar unas achilatas viendo como las caras les quedan coloradas y pegoteadas, comer algodón de azúcar presenciando con absoluta impotencia como la ropa queda teñida de caramelo. No, a veces a los pibes hay que llevarlos a los juegos electrónicos.
En esas ocasiones, junto coraje y presupuesto para ver como en un suspiro ese presupuesto es pulverizado.
El fin de semana pasado fue una de esas ocasiones.
Acaricié unos billetes y ahí fuimos los tres. Al primer lugar que encararon fue al pelotero.

Fer: "¿Cuánto sale señorita?"
Señorita: "85 pesos la media hora"
Fer: "¿Para los dos?"
Señorita: "Por cada uno, 170 pesos en total."
Fer: "¿Por media hora?"
Señorita: "Así es señor"
Fer: "¿En serio? ¿Por cada uno?"
Señorita: "Tal cual, por cada uno."

En ese momento los miré y ellos me miraron como lo hacen las suricatas cuando salen de su refugio. Me resigné a ceder gran parte de mi presupuesto en esa media hora. Bueno, no estaba tan mal porque iba a tener media hora para descansar mientras esperaba a que salgan. Pero ...sucede que tengo un Lautaro.
Pasaron apenas diez minutos y mi Lautaro se presentó a mi lado:

Lau: "Hola papi"
Fer: "Lau, ¿qué hacés acá?"
Lau: "Me aburrí, quiero salir"

En ese momento adopté el criterio del querido humorista tucumano Miguel Martín, y puse la voz de Batman.

Fer: "Ya volvés al pelotero."
Lau: "Pero papá, me aburro"
Fer: "No me interesa, volvé"
Lau: "Pero papá ..."
Fer: "Pero papá nada chango, quedate sentado en el pelotero si querés, o sino ya nos volvemos a la casa, no me importa nada." (Ese "no me importa nada" va con énfasis y sin parpadear)
Lau: "..."
Fer: "Vaya papá, vaya" (palmadita en la espalda)


Lautaro volvió al pelotero a completar los veinte minutos restantes. Durante ese lapso cada tanto se acercaba a la puerta y me preguntaba si faltaba mucho, pero el objetivo fue logrado.
Terminó la media hora y acudimos a un juego que nos tragó el saldo de la tarjeta. Economía de guerra ... me fui como flecha para reclamar y la encargada nos devolvió el saldo.
Tuvimos tanta puntería que en el siguiente juego nos volvió a suceder lo mismo. Nuevamente me fui a reclamar.

Fer: "Señorita, nos volvió a pasar lo mismo"
Encargada: "Bien señor, ahora lo resolvemos ... a ver ... no, en este juego no va a ser posible, lo que puedo hacer es concederle otro juego distinto sin cargo, el que Ud. diga."
Fer: "¿El que yo quiera?"
Encargada: "Menos ..."
Fer: "Quiero los autitos chocadores" (dicho a toda velocidad, con desesperación y señalando)
Encargada: "Eeehhh ... está bien"

Se subieron los pibes y bueno, sucede que tengo un Lautaro.

Lau: "Pa, no llego al pedal"
Fer: "¿Puedo subir yo también sin cargo con el nene?"
Encargada: "Y bueno ... sí" (con carita de resignación)

De más está decir que nos reímos un montón chocándonos bien a lo bruto. Los juegos con las bendiciones distan de ser suaves. Es nuestro estilo, nuestra marca registrada, somos intensos.

Ahora bien, que esperen al aguinaldo para la próxima visita a los juegos.

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