Todo empezó con una pregunta que le hice a mi vieja a los ocho años de edad: "ma, ¿quién es mi papá?"
Con la impunidad de la infancia hice esa pregunta en la mesa, mientras almorzábamos. Mi abuela hizo una mueca y la Gringa me llevó para atrás de la casa, a la entrada al patio, al lado de un árbol de mandarinas. Hoy ahí se levanta un pequeño hall donde juegan mis hijos.
Ella me contó todo y fue la primera vez que escuché llorar a alguien a causa de un corazón roto.
Fue la primer marca que me dejó la vida sobre qué significaba la paternidad. Luego siguieron otras; hay una especie de banderines plantados a lo largo de mi vida.
Pude conocer poco después a mi papá, por un par de horas. Él eligió dar señales de vida a mis once años, a los diecinueve y por último a los veintidós. Poco tiempo después falleció.
En cada oportunidad plantó esos banderines a los que me refiero. Y entre banderín y banderín el espacio se fue llenando con ausencias.
"No quiero ser como vos cuando sea papá" - le dije en una de las últimas charlas que mantuvimos.
"Suerte con eso, hijo" - me replicó.
He perdido la cuenta de cuántas veces me encontré parecido a él, luchando contra ese fantasma repleto de momentos no vividos.
Es curioso como alguien que estuvo casi nada en mi infancia y adolescencia, haya estado tan presente en mi juventud y adultez.
En cada decisión que involucraba al ejercicio de la paternidad mi viejo estaba presente. ¿Estaré actuando como mi viejo? Esa es la pregunta que reemplaza a la primera. La verdad es que en más de una ocasión me desilusioné a mi mismo (y seguramente a mis hijos), descubriendo que no estuve a la altura de las circunstancias.
Me puse la vara demasiado alta y hay veces que no llego. Pero sigo intentando, intento no repetir errores, y me reinvento como padre, sin duda el rol más importante en mi vida.
Papá: "Yo no tuve las bolas de jugarme por el amor de mi vida y de hacer las cosas diferentes."
El "no quiero ser como vos cuando sea papá" tomó otro significado, necesitaba una respuesta contundente.
viernes, 14 de junio de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Manual para matar.
¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...
-
Ya perdí la cuenta sobre la cantidad de veces que pensé "qué ganas de guardar este momento en un frasquito", con ganas de que dure...
-
No quiero obsesionarme con el tema, pero estoy a punto de cumplir 32 años y no tuve lo que se llama "suerte con los hombres". Como...
-
Criado en la casa de Bernarda Alba, repleta de mujeres, yo, el único varón entre todas ellas, me crié viéndolas laburar, progresar, gritar, ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario