martes, 22 de mayo de 2018

Música maestro.

Puedo sentirme muy orgulloso de mis gustos musicales actuales. Pero en este largo camino transcurrido corrió bastante agua bajo el río.
En mi tierna infancia en la casa de Bernarda Alba había un tocadiscos y un lote de vinilos entre los que no faltaban Palito Ortega, Sandro, Alberto Castillo, el polaco Goyeneche (sí, había otro polaco antes del polaco que conocés pibe), Julio Sosa, Hugo Del Carril, Horacio Guarany, Mercedes Sosa, Isabel Pantoja y acá empezamos a derrapar. Porque quizás yo esté bastante poco cuerdo, pero hay una carga genética muy importante que lo justifica. En la caja de vinilos estaban: Cantaniño (el hit era "tengo un hermano chiquitito". Ahora los pibes cantan "dame tu cosita"), Las Primas, Pimpinela y la banda sonora de El Chavo del Ocho. No te vayas Chavito.
Ya la base musical estaba bastante jodida.
Recuerdo que lo primero decente que escuché (y que me gustó) fue Miguel Mateos y Soda Stereo, allá muy lejos, ambos en sus comienzos.
Pero eso fue apenas una pequeña luz en un camino oscuro que empecé a desandar.
Una de mis tías, cuyo nombre no voy a mencionar para proteger su identidad, me secuestraba para que la ayude a grabar sus interpretaciones de los éxitos de Pimpinela. Yo era Joaquín, está claro, ¿no?
Mi rol era simple, cuando sonaba "La dueña de la noche" (hitazo mal) tenía que decir una línea: "traanquiiilaaaa".
 Eso fue la prehistoria de mis interpretaciones en karaoke. Fue un camino de ida. Hoy la tarima me ama.
¿Dónde estarán esos cassettes? Espero que nunca salgan a la luz.
Hablando de cassettes, empecé a tener los mios, propios, porque mi vieja me regaló una valijita con canciones de cuentos. Eran cuatro cassettes y los gasté hasta los ... doce años. Sí, sí, estiré bastante la infancia.
Pero había otras canciones que sonaban en mi cabeza una y otra vez: las de las cortinas musicales de los dibujos animados que veia: Mazinger Z, los Thundercats, los Halcones Galácticos y otros.
Como veran, muy culto musicalmente el pibe no era.
De repente, (algo ya les conté) apareció en mi vida Jazzy Mel. No se burlen, tenía doce años y descubrí que podía rapear y bailar rap. Bastante mal, pero con tanto entusiasmo que compensaba todo. Lo hacía en las veredas del barrio. Porque coraje para enfrentar las criticas siempre me sobró.
Ante todo macho alfa de lomo plateado. Papelonero pero macho alfa.
Ahora bien, voy a develar un episodio al cual llamo "la confusión de mamá."
En un programa de televisión conducido por un señor cabezón que sigue teniendo mucho éxito se presentó un grupo español integrado por cuatro chavales que se vestían de manera extravagante y se ventilaban con abanicos. También tenían éxito. Era evidente que los temas eran malísimos, pero no había muchos canales para buscar otra cosa. No teníamos cable en casa aún. Terminé de cenar y eso fue todo.
Una semana después aparece mi vieja en mi dormitorio:

La Gringa: "¿Puedo pasar?"
Fer: "Qué querés ma" (simpatía pre adolescente on)
La Gringa: "Tengo algo para vos."
Fer: "Pasá" (ahí me entró la emoción)
La Gringa: "Te compré un cassette" (no daba más de la emoción)
Fer: "Gracias ma (le estampé un beso), mostrame"

Me entregó un pequeño envoltorio en papel verde y blanco con un moño, lo abrí y ahí estaba: el cassette de Loco Mía.

La Gringa: "Son los que cantaban en Tinelli el otro día y que me di cuenta que te habían gustado mucho".

Mi vieja era de esas mamás de la vieja escuela y cada tanto intentaba ser moderna. Nunca le salió.

Fer: "La verdad ma que no sé que decirte"
La Gringa: "Te gusta, ¿verdad?"
Fer: "Me encanta ma, muchas gracias."

No sé cuál es el mensaje detrás de todo este episodio. Qué habrá notado mi madre ... solo ella lo sabe. Y prefiero que muera ahí.
¿Qué sucedió con cassette de Loco Mía? Se lo regalé a mi tía, la del karaoke casero. Ella supo apreciarlo.

A partir de "la confusión de mamá" mis gustos musicales empezaron a refinarse. Se los juro que me rescaté. Ahora los dejo porque estoy por darle play a "La dueña de la noche" y tengo que estar atento a mi parte.

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