miércoles, 23 de mayo de 2018

Ocaso y redención.

Nadie sabe responderme a una pregunta. Qué hago con tanto invierno. Qué hago con todo lo que siento por vos.
Sinceramente, estoy cansada de soplar velas y de que seas mi deseo de cumpleaños una vez más.
"Es hora de cerrar las heridas, bonita" me lo dicen una y otra vez ... pero acá estoy, decidida a dejar mis cicatrices abiertas por si decides doler una vez más. Y dueles, mierda que dueles.
A veces no puedo contener mi furia, fuiste tan ingrato ... no comprendo por qué nunca me miraste de verdad a pesar de haber sonreido tantas veces frente a tus ojos.
Y a veces me ahogo. Quisiera decirte con exactitud a qué sabe un corazón roto para que tengas una mínima idea de lo que me pasa. Tengo ganas de salir corriendo y al mismo tiempo de encerrarme. Deseo con las pocas fuerzas que me quedan que te pongas en mi lugar por cinco minutos ... cinco minutos tan solo.
Tienes que saber que he decidido quemar todas las cartas que me escribiste. Pero reconozco que fue inútil. Me las acuerdo de memoria al pie de la letra. Cada promesa, cada te amo, cada caricia al alma ... es una tortura gigantesca, inhumana, tanto que el corazón delator de Edgar Allan Poe parece un cuento de hadas al lado de lo que me pasa.
¿Hasta cuándo vas a ser la página doblada en el libro de mi vida? Sigo encaprichada en disfrazar de victoria moral esta cruel derrota. A causa de esta tormenta, todo me sabe a zamba nostálgica. Todo.

...

Ha pasado tiempo. No importa cuánto. Ha pasado el tiempo que tenía que pasar y punto.
He mirado al miedo a los ojos por primera vez en mucho tiempo y no pudo sostenerme la mirada. He vencido. Pero no voy a ser ingrata contigo, miedo. Gracias a vos soy más valiente que ayer.
En cuanto a vos, he prendido fuego al nido. Y si quieres saber de nuestras cenizas, las he barrido a todas.
Durante este tiempo, he sido muchas personas. Muchas. Hasta que finalmente llegué a ser esta mujer, naranja entera, la que se decidió a salir de la torre y hasta me amigué con el dragón. Que te cuento, era dragona.
Y acepto, fui la gota que colmó el vaso muchas veces. Pero vos, vos nunca me llenaste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...