lunes, 14 de enero de 2019

La década ganada.

Cada vez que subimos a un taxi con mis hijos, la disposición es siempre la misma. Lucía pasa primero, voy yo al medio y Lautaro al otro lado.
Una noche que íbamos a casa Lucía apoyó su cabeza en la ventanilla y miraba hipnotizada a una luna llena.

Lucía: "Papi, ¿por qué la Luna me sigue?"
Fer: "Porque no puede creer lo hermosa que sos y quiere verte durante todo el camino."

Ella sonrió, encogió sus hombritos, apoyó su cabeza en mi y empezó a acariciar los vellos de mi brazo. A ese último gesto lo hace de manera automática.
Ella, mi génesis, mi punto de inflexión más grande. No conocía su voz, no sabía el color de sus ojos pero ella ya era Lucía.
Lucía, la dulce, la de los lagrimones enormes como uvitas, la de los abrazos con suspiros, la nena que no quiere crecer. Mi ranita. Mi amor. La que ata nudos en mi garganta. Y la que los desata.

A veces le compro esmaltes para sus uñitas. O algo de maquillaje. Yo no entiendo mucho del tema. Pero ella siempre agradece la intención. Hace un par de fines de semana, antes de irse, se pintó suavemente los labios y me pidió que la peine. Me miró:

Lucía: "¿Estoy linda?"
Fer: "Sos lo más bello que vi en mi vida."

Ella sonrió nuevamente encogiendo sus hombros.
Lucía es carcajada que estalla. Es acorde de violín. Es el repiqueteo de unas castañuelas. Es la brisa de ensueño de una armónica.

Fer: "Amor, ya falta poco para vernos. Un par de días pasan volando."
Lucía: "No papá, no entendés. El tiempo pasa muy lento cuando extrañás a alguien."

Ella, la nena que vive despeinada. La del "abrazame como bebé, me gusta recordar cuando era un bebé y me hacías dormir". La de la foto que beso al despertar. Y antes de dormir.

Fer: "Lu, podés decirme si algo no te gusta. Si hay algo de mi vida que no te agrade, me lo tenés que decir. Puedo no darme cuenta de todo."
Lucía: "A mi lo único que me importa es que vos seas feliz. Si vos sos feliz, yo soy feliz."

Lucía, la de las palabras justas. La nena que ama la sopa. La niña encaradora, la fiel guardiana de su hermano, la sonrisa que me desarma, mi amor incondicional. La pequeña a la que amo hasta mucho más allá de lo imperdonable.
Ella cumple diez años hoy. Para ella quiero todo. Que sepa escuchar. Que tenga un corazón enorme. Que sepa amar bien. Que sepa darse cuenta a tiempo cuando no la amen bien. Que no le haga daño nadie. Que esté sana. Que no tema romper las reglas. Que no responda al "qué dirán". Que encuentre su pasión. Y que le dedique su vida.
Para ella, un mundo de felicidad.

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