Siempre le agradó su cabello, ya sea que esté largo o corto. Suave, fino, con ondas, cuando caminaba hacía sentir a quienes la miraban como si estuviesen dentro de una publicidad de shampoo. El movimiento de sus caderas ayudaba y mucho a esa percepción.
Cada vez que iba a la peluquería tenía mucha seguridad de qué es lo que quería. Jamás le consultó a su peluquera. Y Mercedes, la única persona que le tocó sus cabellos desde niña, jamás se atrevió a objetar las decisiones de Luz.
Siempre el resultado era el mismo. Todo le quedaba bien. Su rostro fino y su mirada intensa completaban un bello cuadro para cualquiera que se la cruce.
Sin embargo esa tarde Luz sintió de repente, saliendo del salón de Mercedes, que las únicas decisiones acertadas que tomó en su vida, fueron las relacionadas con sus cortes de cabello.
jueves, 31 de enero de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Manual para matar.
¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...
-
Ya perdí la cuenta sobre la cantidad de veces que pensé "qué ganas de guardar este momento en un frasquito", con ganas de que dure...
-
No quiero obsesionarme con el tema, pero estoy a punto de cumplir 32 años y no tuve lo que se llama "suerte con los hombres". Como...
-
Criado en la casa de Bernarda Alba, repleta de mujeres, yo, el único varón entre todas ellas, me crié viéndolas laburar, progresar, gritar, ...
Si se quedaron con ganas de más, tienen mucha razón. Estas líneas forman parte de un proyecto más grande que se va tejiendo a diario.
ResponderEliminar