viernes, 26 de octubre de 2018

Lo mejor.

Todos tenemos un favorito en distintos rubros de la vida. Libros, películas, salidas, etc.
No me gusta ser pretensioso, nunca me gustó jactarme de citar a un autor célebre, a una película iraní, a un director de cine japonés o un restaurante cinco estrellas michelin.
Siempre termino volviendo a lo simple, porque es ahí donde finalmente me encuentro.
Mi libro favorito de todos los tiempos no es de un autor ganador de un Nobel ni tampoco fue un best seller. El mejor libro que tuve en mis manos se llamaba "Cuentos para todo el año". Era un libro que tenía 365 cuentos infantiles. Era de tapa dura, color verde, con dibujos de fábulas en la tapa y en la contratapa.
Lo leí tantas veces que me sabía de memoria cada historia. Me lo regalaron apenas empecé a leer. En las siestas me sumergía en ese mundo de fantasía. Jamás respeté el orden del calendario. Ya la primera vez me leí todos los cuentos en una sentada.
Como todo lo que tuve, mi vieja en algún momento lo regaló. No sé a qué manos habrá llegado, pero cada vez que en una librería encuentro algo parecido es inevitable que la nostalgia me pegue de lleno.
Mi viaje favorito no está conformado por playas paradisíacas ni por joyas arquitectónicas ni por metrópolis. Yo estaba de visita en San Salvador de Jujuy, al norte de la Argentina por trabajo. El tiempo estimado de la tarea era de tres días, pero terminé todo en dos. Me sobraba tiempo. Decidí darme una escapada a Purmamarca, un pueblo que está en la puna jujeña, adornado por el Cerro de los Siete Colores. Mi cabeza explotaba en ese momento, me sentía absolutamente perdido.
Fue en ese pueblo pequeño, sentado en la plaza, escuchando tocar una flauta a un pibe de la zona, mientras corría una brisa ideal, donde empecé a encontrarme conmigo mismo. No tengo registros fotográficos de ese día. Todo está en mi mente. Esa sensación de paz, esa primera vez en paz, no la olvido más. Definitivamente Purmamarca es mi lugar en el mundo.
Mis películas favoritas son un montón. No terminaría más de escribirlas. No suelen agradarme las películas ganadoras de premios, muchas veces me parecen aburridas.
Mis cantantes favoritos también son muchos y cada día encuentro un favorito nuevo.
Me gustan las películas y las canciones que me transmiten una o más emociones.
Tengo aromas favoritos. El de pan caliente, el de las empanadas a punto de salir del horno, el de la tierra recién mojada, el del aire que trae tormenta, el de las tostadas, el de primer mate, el de las primeras bocanadas de aire puro en el fondo de casa.
Hay en mi vida personas favoritas. Algunas de ellas ya no están. Hay risas, caricias, lágrimas, besos y miradas favoritas. Algunas son memoria.
Pero muchas están y otras se suman a mi vida.
Definitivamente, soy un tipo afortunado.

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