martes, 11 de julio de 2017

It's raining men.

Confieso que hasta hace unos diez años aproximadamente era más tarado de lo que soy ahora. Pensaba (y defendía ese pensamiento a ultranza) que ser homosexual estaba mal.
Sí, ya sé, no me digan nada, un reverendo salame.
Gradualmente fui cambiando mi modo de ver las cosas, aceptando, entendiendo. Madurando quizás.

Finalmente llegó un momento en que me sentí un tipo "open mind". Re progre.
Pero, no sabía que tenía que atravesar un par de pruebas de fuego para confirmar que era tan copado el fer como pensaba.
Viajemos diez años atrás, el Fer estaba atravesando una de sus tantas crisis existenciales, y a causa del stress fui a parar a un traumatólogo por un dolor en la columna.
Me derivó a un kinesiólogo.Y al psicólogo de paso.
Mis visitas al psicólogo serán material para otro post.
Vamos a los bifes, a los masajes.
Salí una tarde de mi laburo y me presenté en un centro médico.
Me hicieron pasar a una sala de espera y apareció una señorita ... di-vi-na.
Kinesióloga: "¿Vos sos Fernando? Soy Carina, esperá acá cinco minutitos que ya estamos con vos."
Fer: "¿Te querés casar conmigo?"
No, eso no le dije. Pero casi.
Pasaron los cinco minutitos y escuché pasos acercándose.
Kinesiólogo: "Hola Fernando, soy Carlos, vení conmigo por favor"
Era gay Carlos. Muy, muy gay.
Y ahí estaba el Fer, lleno de preguntas, viendo como Carina se alejaba y siguiendo los pasos de Carlos por un laberinto de pasillos, y sin nada en los bolsillos para ir tirando y encontrar el camino a la salida en caso que necesite escapar, cual Hansel y Gretel.
Finalmente, después de numerosas curvas llegamos al final del recorrido.
Carlos: "Fer, sacate la camisa."
Fer: "Está bien ..."
Carlos: "Acostate boca abajo, apoyá la cabeza en ese almohadoncito."
Ok, quizás vi demasiado porno en mi vida, pero la cuestión es que en mi mente todo se tornaba demasiado sexual. De repente Carlos abrió unas botellas y agarró un instrumento cuyo nombre desconozco pero era largo y como que se hacía más ancho en la punta. Acepten que no soy yo solamente y les está sonando bastante fálica la descripción.
Empezó a untarme unos aceites en la espalda y tomó ese cuasi consolador, lo enchufó y lo acercó a ... mi espalda.
Fer: "Carlos, pará un cachito por favor"
Carlos: "Relajate Fer, te vas a sentir regio."
Fer: "Mejor dejame no regio Carlos, pará un poco, Carlos esperá, Carlosssss... uuuhhh qué bueno que está Carleeeetoooossss, seguí Charly, seguí."
Tenía razón Carlos, me relajé. Tanto que me dormí. Cuando desperté estaba solo, en la misma sala y en el mismo estado que estaba al principio. De repente noto que la almohada estaba mojada.
Fer: "Por favor Diosito que sea saliva. Y que sea mia."
Era saliva. Y creo que era mia. A ese punto me había dormido.
Diez sesiones le duré a Carlitos. Y sí, me dejó regio el tipo. Al menos de la espalda. La cabeza no tiene cura.
Charly, nos vemos cuando me saquen el yeso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...