miércoles, 25 de octubre de 2017

Deseos.

Cuando era niño tenía ciertos gestos comunes a todos los niños del mundo. Pasaba un avión y saludaba, "¡chau avión!". Pasaba un helicóptero y le gribaba "¡llevame!". Pasaba el heladero a la tarde y salía disparado como bala por detrás de su bicicleta. Tomaba agua de alguna manguera cuando terminaba de jugar al fútbol. A los volantines (o cometas) los lanzaba al aire lo máximo posible y me lanzaba a correr por el terreno de la Torasso hasta que el piolín se ponga tenso. Era lo más cerca que podía estar del cielo. Hablando del cielo, daba vueltas hasta marearme y caerme y ver cómo las nubes corrían tan rápido como mis ganas de vivir. Y cuando atrapaba un panadero (no al vendedor de pan, no sean zonzos, me refiero a esas florcitas blancas que lleva el viento) pedía un deseo.
Me peleaba a los empujones con mis amigos para cazar un panadero al vuelo.
Mis sueños ... iban desde ganarle al equipo de fútbol de la cuadra que casi siempre nos ganaba, hasta aprobar un examen, pasando por una señal de "la de ojitos claros" que indique que algo le gustaba, por conseguir que mi vieja pueda comprarme ese juguete que tanto quería, por poder ganarle una pelea al grandote del barrio, o por conducir a un Mazinger Z en la vida real.
Uno a uno algunos de esos sueños se fueron yendo, cumplidos o evaporados. Alguna vez les ganamos a "los mejores" jugando a la pelota cargándome el equipo al hombro. Los exámenes jamás fueron un problema, modestia aparte. "La de ojitos claros" en cambio, jamás me brindó esa señal. Los juguetes ... ustedes ya saben cómo terminó esa historia. El grandote del barrio terminó con un ojo morado. Y yo con el labio inferior partido. Pero gané por puntos. Y el Mazinger Z de la vida real jamás apareció.

Fer: "¡Hijos! ¡Vamos! ¡Se tienen que bañar!"
Lucía: "Esperá papá."
Fer: "¡Dale hija, no tengo todo el día!"
Lucía: "Esperá que tengo que agarrar ese panadero ... esperame que tengo que pedir un deseo."
Fer: "Enano, mirá, acá hay otro ... tomá, agarralo y pedí un deseo vos también."
Lautaro: "Gracias papi."
Fer: "Bueno, ahora sí, a bañarnos."

Eso cambia drásticamente cuando sos papá. Que todos los panaderos son para ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...