viernes, 20 de octubre de 2017

Maratón.

Las escuelas y colegios suelen organizar actividades que involuran a los padres de los niños. Muchas veces con una dosis de fantasía insólita. Quizás asuman que ya me gané el telekino y el tiempo me sobra. O quizás simplemente la directora simplemente viva en una burbuja.
Así es que surgen sesiones de música, deportivas, actos en general en días y horarios insólitos por las razones más descabelladas que se les ocurran.
De ese modo, un buen día la directora del colegio al que asisten mis hijos se levantó pensando "cómo puedo arruinarles el sábado a la mañana a los padres", y seguramente le pareció adecuado organizar una maratón y una exhibición de zumba.
A las 8:30 estuve presente con mis hijos. OCHO Y TREINTA DE LA MAÑANA DE UN SABADO.
Me encontré con dos maestras, cinco madres, un padre y menos de diez niños. Faltaba que pase girando uno de esos rollos de arbustos secos que se ven en las películas del lejano oeste.
A las nueve de la mañana llegó una camioneta con el escenario para armar.
Hasta eso estuve haciendo sociales con los amigos de mis hijos.

Lauti: "Papi, él es mi amigo."
Fer: "Hola, ¿cómo te llamás?"
Nene: "Eloy."
Fer: "¡¡¡Eloy!!!, ¿y cómo se llama tu papá? ¿Elayer? ¿Y cuando tengas un hijo, cómo le vas a poner? ¿Elmañana?"
Nene: "Está loco tu papá."
Por suerte no me trató de pelotudo. Vamos progresando.

Lucía: "Vicky, vení, él es mi papá."
Fer: "Hola Vicky, ¿cómo estás? ¿vos sabías que yo sé bailar como Michael Jackson?"
Lucía: "Papá por favor comportate ... vamos Vicky para allá."

De ese modo me quedé solo hasta la hora de la largada (no me caen simpáticos los otros padres, shhh, no digan nada), a eso de las diez de la mañana. Una hora y media después de lo indicado por el colegio.

Fer. "Lucía, vos vas a salir primero, Lauti, vos vas a correr conmigo, escuchá enano, arrancamos despacio, leeeeento, y cuando vayamos por la mitad, le metemos velocidad y ganamos, ¿entendiste?"
Lauti: "Sí papá."
Dos vueltas a la manzana era la "maratón" ... y dieron la voz de largada:

Lauti: "¡¡¡Eeeeloooooyyyyy te voy a ganaaaaar!!!"
Fer: "¡¡¡Enanooo, pará locoooo, la planificación, acordateeee!!!"

Allí se fue al carajo toda la planificación, con mi hija corriendo adelante, con mi hijo corriendo un poco más atrás y yo tratando de no perder de vista a ninguno de los dos.
Faltando una cuadra para la meta se me fundió el hijo más chico.

Lauti: "Papá, alzame."
Fer: "Bueno enano, vení, subí."
Lauti: "¡Pero corré papá! ¡Estamos perdiendo!"

Empecé a correr a todo lo que daba con el enano siendo revoleado en mis hombros para recuperar el terreno perdido y diez metros antes de llegar:

Lauti: "Papá, bajame acá asi no me ven que vos me alzas."

Directo al corazón. En fin, terminamos en medio del montón. Después de eso hicieron un sorteo y adivinen quién fue el niño cantor. Sí, mi hijo el mudo.
Después de esos sorteos (de los que no sacamos absolutamente nada) llegó la exhibición de zumba y traten de acertar, quiénes quedaron en primera fija. Sí, el trío galleta.
De los tres, Lautaro es el único con swing. Lucía y yo ... amamos bailar, pero nuestros cuerpos no se enteraron. Somos un par de masas descoordinadas que parecen estar convulsionando al ritmo de la zumba.
A las doce terminó la tortura.

Señora directora, Ud. es diabólica. Y como el resto de los padres, tampoco me cae bien.

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