miércoles, 7 de febrero de 2018

Amar a los 40.

Alguna vez alguien me hizo leer un texto en una página en Facebook, de esas páginas literarias que abundan por suerte, en donde el escritor proponía que era imposible enamorarse a los 40. Daba una seria de razones, todas muy objetivas por cierto.
Yo suelo manejarme con toda la objetividad posible en la vida, pero en el terreno del amor me resulta imposible.
Está gastada la frase de que uno no es de piedra. Les juro que en el terreno amoroso estoy lejos de ser una roca.
Todo me llega. Lo que se dice y lo que se calla. Porque las palabras no son inocentes. Pero los silencios no se quedan atrás.
Así las cosas, estimado colega, quiero decirte que estoy en total desacuerdo con vos.
Para empezar, estoy al borde de llegar a esa edad fatídica. Y lo digo sin temor a la dichosa crisis, porque a esa crisis de los 40 ya la tuve a los 20.
Si a mis 5 años mi cabeza funcionaba adelantada (quienes leyeron Kindergarten ya lo saben), eso no cambió con el paso del tiempo, se los aseguro.
Entonces colega, la base la tengo.
Quiero decirte que quizás las mariposas no sean las mismas, pero revolotean. Uno se emociona cuando llega un mensaje esperado y se come los codos cuando no.
Puedo jurarte que el lema "Boys don't cry" es una basura comercial que no sirve para nada. Uno tiene derecho a sentirse superado por las emociones cuando se enamora.
A los 40, casi 40 en realidad, no tengo el menor pudor en confesarte que hay momentos en que no sé hacia dónde sopla el viento, momentos en que solo necesito un puto abrazo.
No estoy de acuerdo con vos, pero te entiendo. Pasa que a esta edad llegaste golpeado. Entonces la pensas una docena de veces antes de empezar una relación. Madurez le llaman algunos. Miedo le podríamos llamar también. ¿O no? No te juzgo, estoy proponiendo un debate nada más.
Te llenás de mensajes que proclaman autoayuda, haciéndote el fuerte, desconfiando de todo el mundo ... cosa que no esté mal quizás, porque "el mercado" está difícil. Muy difícil.
No es imprescindible estar en pareja dirán algunos y es verdad. Que primero uno tiene que quererse a uno mismo dirán otros y también es cierto.
Es linda la soledad. Hasta que duele. Y el amor también es lindo. Hasta que duele.
Lo que creo es que no se puede vivir en ese limbo, teniendo miedo a estar solo o teniendo miedo a enamorarse. El miedo, los pero, no nos dejan vivir.
Está difícil el mercado, ya lo dije. Es fácil conseguir sexo. Demasiado fácil. El desafío está en conseguir alguien con quien podés sentirte vos mismo, sin necesidad de disfrazar tu identidad, sin culpas, sin miedos.
¿Imposible? No lo creo.
Escribo y siento la necesidad de tener que cubrirme de todo. ¡No tengo nada contra el sexo sin compromiso! Es fabuloso siempre y cuando las dos partes sepan que es "sin compromiso".
Corre la bola de que el 14 de febrero no existe, que en realidad son los padres. No le lleven el apunte.
No saben lo que dicen. Yo lo vi. Yo lo viví. Y a pesar de que no terminó como quisiera (no debería haber terminado en realidad) no me arrepiento absolutamente de nada de lo vivido.
El amor enriquece. Uno siente la necesidad de ser mejor. Por el otro y por uno mismo.
Y eso sucede aunque se termine.
Aquí estamos querido colega, vos con tu postura, yo con la mia. Dejame que te regale un consejo. Sí, ya sé, me van a decir que no hay que dar consejos adonde no se piden, pero yo soy así, metiche.
Enamorate, no seas cagón.
Ojalá encuentres a alguien que te de vuelta la vida, que te saque de tu zona de confort y te obligue a autocensurarte.
Enamorate a los 40, a los 50, a los 60 ... enamorate cuando suceda.
Y espero de corazón que algún día escribas sobre esa página literaria que decía que no debías tener miedo, que tenías que enamorarte, y que valió la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...