lunes, 5 de febrero de 2018

El peor de todos.

Yo, el peor de todos.
Mal amigo, mal novio, mal esposo y mal amante.
Mal padre, mal hijo, el peor de los parientes.
Yo, el subsuelo de los subproductos.
Mal empleado, mal jefe, mal compañero.
Cobarde, poco hombre y fugitivo.
Soberbio, iracundo, depresivo.
Contradictorio, mentiroso, perverso, manipulador.
Escritor de cabotaje y cocinero pretensioso.
Tóxico, falto de ambición, ronco por las noches e incluso, a veces me gusta comer pizza con ananá.
No me creí nada de eso.
Excepto que sí, admito, a veces ronco y no tengo pudor en pedir que la mitad de la pizza venga con el fruto tropical.
No me afectó ningún golpe. Estoy entero, en una pieza, me siento amado.
Acá estoy, vomitando letra por letra.
No me siento solo ni cuando quiero estarlo.
Simple, básico y elemental.
No me desvelan los rascacielos. Para mi la felicidad tiene forma de montaña, y si es un paseo por Purmamarca cuánto mejor.
Yo soy, yo soy con ellos, con esas personitas que tienen el atrevimiento de decirme "papá te amo".
Yo soy las historias que escribo, soy el "abrazo grande" y el "beso enorme" que te deseo. Porque si se abraza o se besa de otro modo, no sirve.
Yo soy el que se aisla y el que te busca.
Soy el creyente y el falto de fe.
Soy el que está pendiente de qué necesitás vos.
Soy el obsesivo con los tiempos y la precisión matemática.
Soy el que prefiere buscar recetas de comida a los goles de Messi.
Soy el que se detiene a hacerle morisquetas a un niño cualquiera por las calles.
Soy el que lee como condenado.
Soy el que se equivoca. Bastante.
He lastimado a personas que amo y que amé. Y también me quedaron unas cuantas cicatrices físicas. Y otras tantas de las otras.
Soy el que no perdió la esperanza de ser feliz.
Soy el que busca redimirse. El que sigue buscando, esperando, viviendo.
Soy el milagro de hace cuatro años y medio atrás.
Soy el que quiere vivir.
Soy el sommelier de mi vida. La degusto a diario, a veces amarga y a veces dulce.
Soy intenso, soy dramático, soy presente y soy ausencia.
Ya brotó lo peor de mi. Ya mostré mis peores credenciales.
He vuelto a mis fuentes.
Estoy entero, en una pieza, estoy vivo.
Estoy de pie.
Estoy listo.

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