lunes, 26 de febrero de 2018

Réquiem para un amor.

Me acuerdo de todo de la noche que nos besamos por primera vez. De todo. De la canción que sonaba de fondo en ese bar. De la ropa que él traia puesta. De qué le pedí a mi peluquera que me haga. De su perfume. De cada prenda que me puse, cada una de ellas calculada con precisión matemática. De mis nervios. De los suyos.
Recuerdo el momento en que me avisó que estaba afuera del edificio. De cómo se quedó mirándome cuando me vio salir. Que me tomó la mano con total confianza y yo me aferré a la suya como si lo conociese de toda la vida.
Tengo grabado a fuego en mi memoria que ese primer beso tenía muchas ganas contenidas de parte de los dos.
Fue el mejor primer beso de toda mi vida. Y la mejor noche de amor. La primera de muchas.
Nada me hacía sentir más segura y protegida que dormir en sus brazos.
Y despertar a su lado era el mejor regalo que me podía ofrecer la vida. Sonreir era inevitable. Ver su sonrisa me resultaba imprescindible. Su "buen día mi amor" era el mejor desayuno que podía consumir.
Quisiera saber el momento exacto en que todo empezó a derrumbarse. En un fenómeno de la naturaleza, en un acto violento perpretado por el hombre, uno puede detectar el instante cero. Es triste, pero no puedo decirles con exactitud cuándo comenzó la agonía.
Es que no hubo un solo hecho, está claro.
Fue una sucesión de errores. Un tsunami de actos de mala fe de parte de ambos. Cometimos los peores crímenes con absoluta impunidad. Nos creimos más importantes que el amor que nos unia.
Recuerdo todo de esa primer noche. No voy a olvidarla jamás.
De la última, de esa noche que nos despedimos en otro bar, sólo tengo en mi mente el abrazo final. Ese abrazo del que no quise salir, pero tenía que hacerlo. No recuerdo qué canción sonaba, ni qué tenía puesto él ni yo. No venía al caso.
Al fin de cuentas, ésta vez él no iba a subirse al taxi conmigo. Me fui a envolverme en mi soledad.
Y él, a ahogarse en sus propios fantasmas, esos fantasmas que lo atormentan por las noches y lo desvelan.
Esos fantasmas que solo yo puedo espantar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...