viernes, 6 de julio de 2018

El día en que morí.

"Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte"
                                                                                                            Charles Bukowsky

Shock séptico. Esas dos palabras suelen leerse en un certificado de defunción. Pero en mi caso están escritas de puño y letra en mi historia clínica el día 06/07/2013, cuando ingresé a la guardia de un hospital.
No funcionaban mis riñones ni mi pulmón derecho. Mi pulmón izquierdo apenas respondía. Mi corazón estaba al límite. Y mi conciencia iba y venía. Más iba que venía.
Definitivamente la muerte me había embrujado como a un muñeco de trapo.
Me había hecho adicto a la tristeza y agoté las reservas de mi juventud viendo como la vida me sabía a ceniza.
Debo contarles que uno a la muerte la ve venir. Uno sabe que va a morirse. Es como un encuentro cara a cara. Y en ese preciso instante no me parecía una mala idea. Todo lo contrario.
Me estaba yendo sintiendo que no era feliz. Que no era un buen padre. Y que nunca iba a saber qué se sentía ser bien querido.
Pero doce días de sueño y doce días despierto más tarde estaba listo para salir a vivir otra vez.
Empecé a vivir mi tiempo de descuento, con este par de pulmones que son una bomba de tiempo y debo admitir que no usé del todo bien ese tiempo. Me equivoqué bastante en este afán de "disfrutar la vida".
He malgastado mi tiempo en más de una oportunidad. Lo más valioso que tengo justamente. Pero opté por aprender. Y por desprenderme de lo que no me suma.
Estoy disfrutando de cada momento que me regala la vida. La risa, un beso (o varios), el sol, la lluvia, el viento, un abrazo, dormir bien, cocinar rico, escribir, hacer bien mi laburo, viajar, soñar, jugar, creer, confiar, esperar, dar. Me siento pleno. No, no soy sonrisa todo el tiempo, hay momentos donde la pena me atraviesa el pecho, donde me enojo (a veces bastante) Hay momentos en que no sé bien para dónde salir corriendo, otros donde simplemente no tengo ganas de hacer nada. Pero vuelvo a mi. Siempre vuelvo.
Hoy puedo decir que soy un hombre feliz. No sé si soy un buen padre, pero juro que trato. Y respecto a sentirse bien querido ... se siente genial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...