martes, 13 de marzo de 2018

De padres ausentes.

Decidí cortar la cadena. Soy hijo de un padre ausente. La historia ya fue contada y no soy amigo de contar más de una vez lo ya narrado.(*) Las musas te dan una sola chance.
Hoy te escribo a vos, que sos papá y estás separado y no te das un tiempo para ver a tus hijos.
Te juro que todo lo que estás haciendo, que crees te hace feliz, en realidad sabe a ceniza comparado con pasar tiempo con ellos.
No hay lugar para arrepentimientos una vez que ellos han superado su niñez y su adolescencia. Y no me refiero a los rencores, que quizás existan y de existir, vas a tener que aceptarlos.
El tiempo es tirano, el reloj corre y lo no vivido no tiene vuelta.
Quiero que sepas que con tu ausencia los estás moldeando. Los estás formando, grabando conductas a fuego en sus mentes al no estar cambiándoles sus pañales, dándoles de comer, ayudándolos a caminar, enseñándoles a andar en bici o a atarse los cordones de las zapatillas, enseñando a hacer el nudo de una corbata, protegiéndolos, limpiando lágrimas, curando rodillas raspadas, contando historias, ayudándolos con las tareas de la escuela, llevándolos a dormir, jugando con ellos, mostrándoles cómo hay que afeitarse, hablándoles sobre el mundo, contándoles qué cosas te gustan y cuáles no, diciéndoles que son hermosos e inteligentes ... diciéndoles que los amás y escucharlos decir "yo también papá".
Que no estés no significa que no te necesiten.
Que no estés no significa que por dentro no te lloren, que no entiendan por qué no estás.
Que no estés significa que una mamá se tiene que hacer cargo de dar respuestas que te corresponde dar a vos.
Quizás no buscaste tenerlos. Pero ellos de todos modos tampoco eligieron nacer. Y acá están. Corre tu sangre por sus venas. Se parecen a vos. En su rostro, en sus manos, en sus gestos. Te vas a encontrar en ellos. Te vas a reconocer.
Te escribo a vos papá, que tus hijos aún son niños, no sigas perdiendo el tiempo.
No hay entretenimiento, ni amigos, ni mujeres que reemplacen la gratitud que sienten ellos por regalarles tan solo tu tiempo. No les estás haciendo un favor. Es tu deber. Pero es el deber más placentero que existe.

Decidí cortar la cadena, sí, porque no quiero que mis hijos tengan un papá ausente, porque sé muy bien de qué se trata. Me separé y la decisión de separarme se demoró justamente por temor a no estar lo suficiente para ellos.
Paso fin de semana de por medio con ellos y voy a verlos dos veces por semana. Esas cuatro noches al mes que duermen conmigo me despierto sólo para ver si respiran bien. Por eso es que no entiendo que vos puedas apoyar la cabeza en la almohada con total impunidad.
Cada vez que me despido de ellos me quedo con cinco nudos en la garganta. Mi casa queda vacía. Los juguetes ya no tienen sentido y su ropita doblada en el placard me llena de angustia.
No pretendo posicionarme como padre ejemplo, no lo soy. Fallé bastante en el camino que voy desandando. Te escribo para que despiertes. Por favor no te enojes, no te dejes ganar por la soberbia, no vas a renunciar ni perder nada. Vas a ganar todo.
No pasa solamente por la cuota alimentaria (necesaria por cierto, pasala por favor)
No necesitan un juguete caro, ni que los lleves a Disney. Necesitan algo mucho más simple: que estés.

PD1: si tus hijos ya son adolescentes o mayores, acercate igual. Pediles perdón. No esperes nada. No los juzgues. Entendelos. Tu rol no encaja en su esquema mental de lo que debería ser un papá. Pero les debés una explicación.

PD2: mi vieja me pidió que escriba éstas líneas. Su papá también desapareció de su vida cuando mis abuelos se separaron. Por favor, no te acuestes esta noche sin saber si ellos están bien. NO TE LLENES DE EXCUSAS.

(*) Lean el post "La sonrisa de papá".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...