lunes, 19 de marzo de 2018

Roles invertidos.

Cuando te conocí yo no peinaba canas. Vos tenías algunos años menos que yo.
Te vi pasar y creí fervientemente que no ibas a dejar de pasar nunca en mi vida.
Por mucho tiempo te añoré sin que lo sepa nadie ... aunque en realidad vos lo sabías bien. Lo supiste desde el primer momento, cuando me viste reaccionar como un niño ante la sonrisa que me regalaste cuando nos presentaron. Me sentí como un mendigo sediento al que le entregaban un jarro lleno de agua fresca. Sí, siempre lo supiste.
Lo que no sabes es lo ruidoso que puede llegar a ser amar en silencio, callando todo lo que uno siente, poniendo un candado a los nudos en la garganta, sonriendo y diciendo "no pasa nada", navegando una vida a la expectativa de un mínimo gesto tuyo, una mirada, una sonrisa, un abrazo, un saludo. Un algo.
No sabes que mi vida fue una montaña rusa sin final, con subidas (escasas) cuando aparecías y bajones pronunciados cuando no estabas.
Por mucho tiempo pensé que añejabas un "te amo" para mi, engañándome a mi mismo, afirmándo que yo era eso que siempre tenías en la punta de la lengua, eso que nunca te animaste a decirme ... tu secreto mejor guardado, reservado bajo siete llaves.
Tantas veces me engañé, creyendo ser luz ... pero jamás había dejado de ser sombra. Una triste y servil sombra que copiaba los movimientos de su dueña, una marioneta devaluada que se avejentaba sin darse cuenta.
Y ahora ... ahora que el tiempo pasó (y con el tiempo, vos pasaste con él) y que ya cicatricé todas mis heridas, con todos los puntos y aparte que pude escribir, ahora que me doy cuenta de cuánto valgo, realmente no sabes ... en verdad no te puedes imaginar ... cuánto me cuesta verte, ahora que sos invisible para mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...