martes, 6 de junio de 2017

Personajes (parte II)

La vida con Lucía (a la que después se sumó Lautaro) era pura adrenalina, de manera que hacerlos dormir no era tarea sencilla. La niñera se ocupaba de que duerman hasta prácticamente mi llegada.
Una vez que yo estaba en casa empezaba el rally.
Me daba por satisfecho si a las 23 ya estaban desmayados. Yo también lo estaba pero aún me quedaban cosas por hacer.
Vida de barrio en Tafí Viejo, fuera del centro de la ciudad. Había mucha calma a esa hora, lo cual ayudaba a que se duerman. Hasta que ... aparecía el manisero con el pitido del hornito ... la reputísima madre que lo parió. Quiero que sepas manisero que te odié muchísimo cada noche que se te antojaba ofrecer tu producto.
Sin embargo, cuando yo era niño ese personaje era simpático. El tipo pasaba y en cuestión de segundos se formaba un remolino de chicos alrededor suyo (yo era uno más del montón)
Sentir esa bolsita de papel calentita en las manos era la gloria.
No era el único jugador que andaba en la bici repartiendo felicidad. En las siestas del verano llegaba el momento del heladero. El tipo cargaba una conservadora y ofrecía sabores como frutilla, chocolate, dulce de leche, vainilla y crema del cielo (que era lo mismo que la vainilla pero con colorante) Nunca me gustó el sabor a vainilla. Y permanezco firme en mi postura. Es una cuestión de principios.
Uno de mis amigos pedía de vainilla y crema del cielo. O sea ... pan con pan para mi.
Y la madre de otros amigos, la cual no voy a mencionar porque uno de ellos es un seguidor del blog, y disculpame mi viejo que traiga a tu mente este trauma, salía a pagar el helado de los hijos y les pedía una "probadita". Dos cucharadas de helado les dejaba la bestia.
El achilatero era alguien muy esperado también. Para los no tucumanos la achilata es hielo molido, colorante y endulzante. Nada más. Pero si andás por acá, probala. Es la gloria. Por ahí la vas a ver que la venden en palito. No, no es lo mismo. Tampoco es lo mismo con ron o con vodka, pero la acepto muy gustoso una noche de verano.
No quiero olvidarme del popular rosquetero. ¿Saben qué es el rosquete no? No, ese no manga de degenerados. No lo desprecio, eh? Pero no estoy hablando de ese. No era fan del tipo que se pelaba gritando "haaaaaaay rosqueeeete y boooollooooo" y le daba a la cornetita. Pero el hombre tenía sus seguidores.
Todos estos personajes le daban vida al barrio donde crecí. Tienen sus continuadores hoy en día. Y te juro que me hacen viajar a esos dias en los que salía descalzo a perseguir al heladero para que no se vaya.
Por detrás salía mi abuela a los gritos a putearme.
Después nos sentábamos con el grupo de amigos en el cordón de alguna vereda a terminar el helado o la achilata y para saciar la sed seguro le pedíamos prestada una manguera a algún vecino que estaba regando o nos prendíamos del caño de algún patio. Y no nos enfermábamos de nada.
¡Qué ganas de volver un ratito a esos tiempos por amor de Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...