domingo, 29 de enero de 2017

El sueño del pibe.

¿Qué querés ser cuando seas grande?
Bueno, la respuesta a esa pregunta fue cambiando con el correr de los años. Cuando yo tenía 5 añitos, quería ser médico para trabajar con mi mamá, que era enfermera. Acá viene el "aaawww".
Duró poco la ternura. A los 8 años quería ser futbolista. Pero no cualquiera. Quería ser "el capo Noriega". No se gasten en preguntarse quién es. Solamente los hinchas de San Martín lo sabrán. Ya de chiquito era raro. Todos querían ser Maradona. Mi vieja me compró una camiseta de San Martín en el bajo, esas viejas de tela que parecía una bolsa arpillera, y le pegó el número cinco con cinta negra en la espalda. Así me iba a jugar a la pelota.
Pero de repente a los 12 años vi la luz. Estábamos viendo Elegidos en casa un sábado al mediodía y pusieron un video cllip de Jazzy Mel. El Charly García del rap argentino. De pronto flash. Y no era la chica del bikini azul. De repente ya sabía qué quería ser. Bailarín de rap.
El problema era que yo era malísimo bailando. De todos modos como mi entusiasmo era enorme me compré una gorrita, empecé a usar el jean que me compraron grande para que me dure mucho, una remera y encima una camisa desprendida. Fachero mal.
Empecé a tirar pasos en la esquina de la cuadra con los changos y eramos dos los que nos sabíamos todos los temas del momento. El negro Luis y yo. ¿Y qué pasa con los negros? ¿Qué virtud tienen? No, esa no, la otra. Desubicados. La otra ... los negros bailan muy bien.
El negro Luis me pasaba el trapo pero yo le ponía mucho entusiasmo y como tenía cierta ascendencia en el grupo nadie se atrevía a decirme que yo ... daba asco.
Junté todos mis ahorros y me compré los dos cassettes que sacó Jazzy Mel y el único que sacó McNinja (la competencia) Probablemente quizás ese fue el único que vendieron.
Las siestas en mi dormitorio consistían en poner una y otra vez los cassettes para practicar coreografías que podrían haberme hecho pasar tranquilamente por alguien que sufría un ataque de epilepsia.
Jazzy Mel dejó de estar de moda en menos de un año. Y yo quedé desolado. No entendía como había dejado de gustar tremendo artista. Ya no había esquina para tirar pasos ni gorra para presumir. Ni siquiera el auge de Vanilla Ice pudo estirar la magia de Jazzy Mel.
Pero ... si alguna vez nos cruzamos en alguna fiesta ... después de unos cuantos fernets me verán tirar mis famosos pasos de rap. No me detengan, dejenme ser feliz.

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