martes, 30 de mayo de 2017

Alma.

Entendeme que me ahogo, que voy y que vengo.
No lo hago de desalmado. O quizás a veces sí. A veces siento que me fui quedando poco a poco sin alma.
La fui perdiendo de a pedacitos. O del modo que sea ... cómo carajo va perdiendo uno el alma.
Comprendeme.
Necesito caminar por el borde del precipicio. Mirar hacia abajo, asustarme y volver a la cama con vos.
Pero sinceramente, tengo miedo de un día de estos no asustarme más.
Agarrame fuerte, y más fuerte aún cuando te pida que me sueltes.
Acostumbrate hasta que sane, que el silencio es mi único amigo.
No te asustes cuando mi mirada no sea la que esperás. Me vas a desconocer. Si ni yo me reconozco.
A veces mis ojos podrán derretirte, parecerte los más tiernos del mundo y otras, helarte la sangre; vas a sentir en verdad que atravieso tu corazón con un daga con tan solo mirarte.
Otras veces mis manos pueden quererte, buscarte, aferrarse a tu cintura, prenderse a tu espalda como si mi vida dependiese de eso ... y otras querrán perderse en el olvido.
Inventé un laberinto para refugiarme y me perdí ... me está costando salir de este lugar frío, oscuro.
Sí, quizás sea un desalmado, pero no quise ser ésto. En gran parte, ésta es tu obra maestra.
Estoy sanando del mismo modo que enfermé, tengo la piel en carne viva, y a estas palabras las escribí mil veces.
Borro y escribo, como mi vida misma. Hasta que mi alma se sane por completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...