miércoles, 12 de abril de 2017

El anormal.

Ayer Lucía y Lautaro fueron al recital de "Soy Luna". Los llevó la madre. Cuando Lucía tenía tres años la llevé al recital de "Topa y Muni". Muni estaba buenísima. Perdón, pero tenía que decirlo.
Es increíble la oferta de espectáculos para niños que hay actualmente.
Cuando yo era niño, mi primer recital fue uno de la "mona" Jiménez en la cancha de Atlético Concepción, una noche de febrero, pleno carnaval. Ocho años creo que tenía yo.
Pero nada fue normal en mi vida. Lo anormal era la regla.
Y cuando quise ser normal tuve una charla con el "barba" y me mandó de nuevo a seguir penando en el ámbito terrenal.
Evidentemente tenía trabajo para hacer. Educar a mis hijos, encontrar a mi chica, y seguir mandándome una macana detrás de la otra, porque está en mi ADN.
Paradójicamente pierdo mi eje cuando intento darle "normalidad" a mi vida.
Tengo un par de sueños a cumplir, a veces están difusos y a veces el panorama se aclara.
Soy estructurado y al mismo tiempo super cambiante. Cambio sobre la marcha sin piedad.
Escribo, para pesar de ustedes que se sacrifican leyéndome, cocino (muy rico según los que pudieron degustar mis creaciones) y ahora empecé a entrenar para competir en maratones. A la vejez, viruela dirán ustedes. De acá, diré yo.
Es así amigos, este ser humano, este Adonis con problemas de nutrición, empezó a entrenar hace un mes y en algún momento haré mi debut en las pistas.
Ya me verán en la sección de Deportes de La Gaceta. O quizás, en las notas bizarras de Contexto, eso sería más afin a mi anormalidad.

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