martes, 4 de abril de 2017

El independiente.

Hijo único. En la casa de Bernarda Alba. Implicaba que el nene señalaba algo y ya tenía tres pares de manos alcanzándole lo que quería.
No caminé hasta cumplir el año porque todas tenían miedo de que me golpee. Mis primeros pasos los di en el consultorio de un pediatra.
Médico: "El chico necesita independencia."
Independencia las pelotas pensaron todas porque siguieron haciendo lo que se les cantó.
Pañales hasta los tres (de los de tela, olvidate, los descartables eran un lujo), mamadera hasta los cinco, baño con asistencia hasta los seis y ayuda para vestirme hasta los siete.
El baño. Capítulo aparte. Conseguirme para el baño era un desafío para mi abuela. A duras penas, rondando las nueve de la noche y bien a las puteadas el nene entraba a sacarse las costras de barro que se había ganado jugando a la pelota en el terreno de la Torasso.
Mi abuela o mi vieja me alcanzaban la botella de un litro del shampoo Plusbelle manzana. y yo, juro, me refregaba los cabellos con la ilusión de quedar rubio. Medio que de costado me miraba y hasta podía ver cómo se me iba aclarando el pelo. Pavadas mías obviamente. Rubio, ¿para qué? Los cabellos rubios afectan las neuronas. En el mientras tanto del baño yo le explicaba a mi asistente de turno cómo habían sido mis goles. Era un Mariano Closs en miniatura y en bolas.
La cena, como cada comida del día, servida en la mesa. Ni hablar de levantar la vajilla. Si yo hubiese sido mi padre, me hubiese castigado todos los días. Era insoportablemente odioso.
Comer era otra lucha. No me gustaba el pimiento, pero sí la cebolla; no me gustaba la remolacha, pero sí el ajo. La sopa era el anticristo. Y dormir la siesta era un viaje al infierno.
...
Lucía: "Papá, ¿vos cuando eras chico dormías la siesta?"
Fer: "La verdad que no amor, no me gustaba nada."
Lucía: "A mi tampoco me gusta. Yo me hago la dormida papi ... somos iguales, ¿viste?"
Fer: "Sí mi amor, cada vez más iguales."
...
Lautaro: "Papi, ¿verdad que cuando vos eras chiquitito no te gustaba el pimiento?"
Fer: "Es verdad amor, pero después me empezó a gustar. Con vos va a ser igual:"
Lautaro: "Nunca me va a gustar. Es un asco."
...
Del otro lado del mostrador, ojalá yo hubiese tenido el 10% de la dulzura de mis hijos. Y ... joder que cuesta dejarlos volar.
El fin de semana pasado Lautaro manejó por primera vez un karting. Creo que hice fuerza desde afuera como si estuviese pariendo. Miedo a que choque, miedo a que llore ... miedo a que lo secuestre un extraterrestre ... mejor Fer te quedas callado y lo alentás desde afuera.
Fer: "Vamos enano, dale que vos podés."
Lautaro me miró. Y chocó.
Fer: "Enano, la vista adelante, no dejes de mirar la pista, dale papi."
No volvió a chocar y terminó de girar con una sensación de felicidad tan grande que la sentí propia. Porque la felicidad de ellos es la de uno, viste.
Lautaro: "Cuando cumpla cinco voy a manejar mejor papi."
Como cada primera vez de ellos, se trató de respirar hondo, y estar.
Ellas estuvieron.
Y yo, el tiempo que tenga para ellos, será para darles alas. Y para que no sean tan zonzos como yo.

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