martes, 21 de febrero de 2017

Cambiame la música.

Si bien mis dotes de cantante y bailarín aún no fueron descubiertas, la música estuvo presente en la casa de Bernarda Alba desde que tengo memoria para inspirarme en cada etapa de mi vida.
En casa teníamos un tocadiscos. Para los más jóvenes, era un reproductor de vinilos. Si los buscan en mercado libre hay uno muy piola que me gusta y si se copan todos, hacen una vaquita y me lo regalan.
El recuerdo más viejito que tengo está asociado a ese tocadiscos justamente. Palito Ortega, tangos variados, Horacio Guarany, Cafrune y tarán tarán: Cantaniño y la música del Chavo del Ocho. Tremendo.
Una de mis tías cantaba (y aún canta) todo el día. Así que también formaba parte de los hábitos familiares escucharla cantar un tango lleno de nostalgia o una zamba bien sentida mientras recorría los pasillos de la casa. La Chicha canta bien, y también sabe tocar la guitarra. Yo sirvo para hacerle barra.
Teníamos un grabador y reproductor de cassettes. De nuevo, para los más jóvenes, los cassettes eran unas cajitas con unas cintas enrolladas donde había música. Una de mis tías era la dueña de ese grabador y por ella en casa también escuchábamos Pimpinela todo el santo día. Tanto fue su amor por Pimpinela que usaba cassettes para grabarse a ella misma cantando los versos de Lucía Galán y me usaba a mi, a mis cuatro años para que a su señal diga: “tranquilaaaa”. Era todo lo que me dejaba decir. No tenía permitido hacer de Lucía. Fuimos los precursores del karaoke.
También había una radio que se clavaba en LV7. Recuerdo que lo primero que me movilizó en materia de música “denserio” por la radio fue Miguel Mateos. No entendía nada de lo que decía, pero me hizo ver que había algo más superando la frontera de Cantaniño y Pimpinela.
Se me iba la infancia y entraron a mis registros auditivos Charly García, Guns and Roses, Scorpions, Los enanitos verdes, Soda Stereo y alguna mezcolanza más, como el charly del hip hop argento: Jazzy Mel.
Tomé la posta del grabador, uno nuevo y me dediqué a cazar canciones. Llamaba a las radios para pedir por amor de Dios y la Virgen que pongan tal canción y que no vaya a ser cosa que la pisen hablando así pueda grabarla completa. No, no tenía plata para comprar más cassettes. Me gasté todo con los dos de Jazzy Mel y el de Mc Ninja. En la actualidad sería como romper el chanchito para desperdiciar todo tu dinero en la colección completa de Maluma. Debo confesar que jamás pude conseguir grabar una canción sin que la arruine el maldito locutor de turno, así que los odio a todos.
De repente llegó el cable a casa y bendito sea MTV. El viejo MTV, no la cosa amorfa que es ahora. Antes, cuenta la leyenda que MTV pasaba música. Llegó Nirvana a mi vida. Ayer Cobain hubiese cumplido años y pucha que me dio nostalgia. Enseguida nomás descubrí a Pearl Jam y a Depeche Mode.
A esta altura del partido ya escuché y aprecio prácticamente todo lo que sea música, si es con buena compañía, mucho mejor. Lo que sea música dije. Abstenerse de Arjona, Maluma y Romeo Santos. Yo culpo a la internet y a los taxistas por difundirlos. Aunque Arjona tiene bastante responsabilidad por sí mismo.
Por favor, que la amistad que estamos forjando no se corte por diferencias musicales. Los aprecio mucho a pesar de que anden compartiendo los videos de estos seres por las redes sociales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...