martes, 7 de febrero de 2017

La presa.

Evidentemente las cosas entre vos y yo se están poniendo calientes y lo digo en el sentido más literal de la expresión. Así que espero por tu bien que no te quedes a solas conmigo esta noche. Será mejor que ruegues a que el destino no te deje a mi merced.
Personalmente me estoy cansando de estar agazapado para cazarte y te escapes en el último instante sabiendo que estás buscando lo mismo que yo.
Te lo repito, sería mejor para vos que esta noche inventes algo para evitar que te lleve a mi cama.
Y si llegado el caso tu creatividad no está de tu lado y te quedas sin escapatoria, te advierto querida que te haré gemir como si hablases lenguas muertas, se te pondrán los ojos en blanco como si estuvieses poseída y los dedos de tus pies se retorcerán durante horas hasta quedar entumecidos.
Te haré gritar mi nombre mil veces, y bendecirás el día en que fui concebido, dirás todas las groserías que tienes guardadas y te quedarás deshidratada porque voy a beber hasta tu última gota.
Tus pechos se pondrán duros como si fuesen a estallar y tus uñas se clavarán en mi espalda aferrándote a ella como si tu vida dependiese de ello.
Temblarás, temblarás como si te hubiesen rescatado de un río impetuoso y quedarás exhausta, deseando que llegue pronto un fin de semana largo para recuperarte. Te agitarás con movimientos que desconocías que podías lograr.

Haré que pidas más y más. Te quedarás obsesionada con esta noche y cuando quieras más de mi te prometo, te aseguro, que voy a atravesar tu corazón con una daga, porque para repetir la experiencia de esta noche vas a tener que empezar a enamorarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manual para matar.

¿Cómo matar a un no muerto? Lo sé, parece una pregunta estúpida, y quizás lo sea. Jamás me agradaron los dueños de verdades y no pretendo tr...