jueves, 16 de febrero de 2017

Street fighter

Mi niñez transcurrió en un barrio de ciudad en los años 80. Podemos llegar a afirmar que mis primeros juegos no eran rudos precisamente. Sucede que mis primeras amistades fueron dos hermanas (más grandes que yo) que vivían al lado de casa (y dale con seguir sumando mujeres a tu vida)
Lo más violento que hacíamos era jugar en ronda cantando frases muy profundas "buenos días su señoría mantantirulirulá". Era inevitable emocionarse cuando llegábamos a "mantantirulirulá"
A mis seis años la cuadra empezó a poblarse de niños, iba a formarse el grupo con el cual pasaría el resto de mi infancia.
¿Las dos hermanas? Siguieron allí. De hecho, siguen viviendo allí. La amistad sigue pero a los cinco años nos peleamos por unas diferencias sobre la canción "Mambrú se fue a la guerra". Me demandaron con mi vieja porque la situación se desmadró. Tuve que recurrir a morder a una de ellas porque estaba siendo sometido contra la vereda de casa. Razones de fuerza mayor claramente. Pero digamos la verdad, yo era quilombero de chico, debo admitirlo. Hijo único, rodeado de mujeres que me complacían en casi todo. Estaba acostumbrado a que el sol gire alrededor mio. Pero el mundo no funciona así.
Empecé a notar que dando órdenes la cosa no funcionaba con los pibes. Tenía que recurrir al plan B. Cagarlos a piñas.
Digamos que el resultado fue variado. A veces perdía. Otras veces perdía. Y algunas veces ganaba. Pero el tipo insistía en pelear.
¿Las razones? Todas.
¿Que no puedo ser el lobo? Piña.
¿Que mi papá no me quiere? Piña.
¿Que el gol no vale? Piña.
¿Que San Martín es menos que Atlético? Piña.
¿Que dijiste de mi vieja? Piña.
No era precisamente el mejor candidato a ministro de relaciones exteriores. En el colegio esa conducta se replicaba. Tenía muy buenas notas, las mejores de hecho, pero todas las semanas el cuaderno de comunicaciones venía cargadito de novedades sobre la pelea de turno.
De esas épocas tengo dos marcas provocadas por piedras en la cabeza, una sobre mi ceja izquierda y otra en la patilla derecha.
Ahora, si bien me encantaba pelear nos proyectemos al pasado. Ahora, de adulto, mido 1.69 m. O sea, no soy Jason Momoa. Es más, si me siento en sus piernas daría la sensación de que me está pariendo. Les decía, imagínense mis dimensiones de niño. Era el cuarto o quinto en la fila del colegio. No era precisamente alguien que intimidaba. Pero ya todos sabían que yo estaba loco.
Mi vieja y el resto de las integrantes de la casa de Bernarda Alba no sabían qué hacer conmigo. Cada mes mi vieja me amenazaba con mandarme a un internado en la cima del monte Everest.
Hasta que un buen día me largué a pelear con Pepe. "Pepe vos sos un hijo de puta" le dije. Les aclaro que yo tenía razón en mi reclamo. El tema es que evidentemente no manejé bien la situación. Yo tenía once años y Pepe era un mastodonte de trece que medía el doble que yo, a lo largo y a lo ancho. Una sola piña le bastó para dejarme un ojo morado y desparramar mi dignidad en la esquina de casa.
En ese momento mi vieja dijo basta. "Usted va a ir a tomar clases de taewondo. Si va a pelear entonces que gane las peleas." Sí, Rocky seguro le copió esa frase a la gringa. La gringa es mi vieja.
Y llegó el tipo a la primer clase. Empecé con cierto recelo, pero le agarré el gustito. Tanto que llegué a cinturón negro. Así que ojito conmigo eh?
Competí, aprendí a defenderme, pero sobre todo, a no pelear. Lo que no consiguieron maestras, madre, tías o abuelas, lo consiguió el profe de artes marciales.
La última vez que me fui a las manos tenía 15 años. Y fue para defenderme de un morochón de 17, cruza de rinoceronte con tanque de guerra. Le gané.
Fui creciendo y las piñas dejaron de venir en carne y hueso. La vida pega más fuerte. La vida pega en forma de enfermedades, de pérdidas de seres queridos, de soledad (aún estando acompañado), de desempleo. La vida pega duro y es injusta y, tal como diría Rocky (o la gringa), no espera a que te levantés. Te va a seguir pegando. Y si uno decide plantarse, entonces mejor que sea para ganar la pelea.

3 comentarios:

  1. Bravo!!! Estoy recorriendo lablogoteca y buscando Blogs de Argentinos!!! Vamos todavía!!! Te invito a mi blog, también de Argentina!!
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    Mucha suerte!!!

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  2. Muchas gracias Mariela, soy un colgado, recién veo tu comentario, ahora entro a tu blog, saludos!

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